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La aterradora historia de la joven que mató a su madre disparándole a la cara y no pudo contener la risa en el juicio

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"¿Te dan asco los cadáveres?", preguntó Gregg a una amiga antes de mostrarle el cadáver aún fresco de su madre.
La aterradora historia de la joven que mató a su madre disparándole a la cara y no pudo contener la risa en el juicio

Ashley Smylie era una profesora de matemáticas que había sido nombrada maestra del año y ejercía en la misma escuela donde estudiaba su hija, Carly Gregg. La madre escondía una pistola debajo de su cama, pretendiendo defender a su familia ante cualquier situación de peligro, pero nunca imaginó que esta se convertiría en el arma homicida que acabaría con su vida.

El 19 de marzo de 2024, Ashley recibió tres disparos mortales en la cabeza. La perpetradora del asesinato fue su hija, de 14 años.

Luego de cometer el crimen, Carly agarró el teléfono de su madre fallecida para que su padrastro, Heath Smylie, fuera al domicilio y le mandó un mensaje de texto que decía: "¿Estás cerca de casa, cariño?", e invitó a una amiga a casa.

"¿Te dan asco los cadáveres?", preguntó Gregg a su compañera antes de mostrarle el cadáver de su madre. La joven confesó que la asesina le dijo: "Le metí tres a mi madre y tengo tres más esperando a mi padrastro para cuando llegue a casa: dos para la cabeza y uno para el pecho". Además, le preguntó si quería salir mientras ella se "ocupaba de su padrastro".

Heath Smylie testificó: "Cuando abrí la puerta... el arma se disparó en mi cara antes de que la puerta se abriera unos siete u diez centímetros. Se disparó dos veces más, pero mi mano estaba sobre el arma después del primer disparo y se la quité a Carly." Su hijastra gritó "como si hubiera visto un demonio" mientras huía y saltaba una valla. Fue capturada poco después.

¿Cuáles fueron los motivos del asesinato?

Los fiscales alegaron que Gregg disparó a su madre porque esta descubrió su "vida secreta" relacionada con las drogas. Al parecer, Ashley Smylie estaba buscando drogas en la habitación de la adolescente.

"Según el testimonio de un amigo, él estaba tan preocupado por el consumo de marihuana de Carly, tan preocupado por que estuviera drogada y tan preocupado por si tenía esos teléfonos desechables, y por que su madre no supiese nada al respecto, que se sintió obligado a contárselo a la señorita Ashley Smylie ese día", dijo la fiscal adjunta del condado de Rankin (Misisipi), Kathryn Newman.

¿Quién es Carly Gregg?

Rebecca Kirk, una consejera profesional licenciada que atendió a Gregg en nueve ocasiones en las semanas previas al crimen, testificó que Carly era una niña "talentosa", que "había recibido muchos elogios a lo largo de su vida por su inteligencia".

"Era superdotada, eso es un hecho evidente. A veces, cuando eres tan talentoso y diferente a los demás, puedes sentirte solo y un poco más aislado", declaró Kirk. 

Además, Carly tenía una cuenta en la red social Tumblr con la descripción 'Heinous war crimes' (Crímenes de guerra atroces), pero sin publicaciones.

Sus amigos dijeron que ella comenzó a consumir marihuana seis semanas antes del asesinato y la consumía varias veces por semana, además de experimentar con otros estupefacientes. Antes del crimen, sus compañeros no se tomaron en serio pláticas en las que Gregg expresó que "odiaba a su madre" y que "la iba a matar".

La defensa alegó enajenación mental

Durante el proceso judicial, la adolescente rechazó una oferta para declararse culpable y recibir 40 años de prisión, alegando que no era capaz de recordar los acontecimientos del asesinato.

El psiquiatra Andrew Clark dijo al tribunal que creía que ella no fue consciente de sus acciones durante 90 minutos durante los tiroteos y que ella le dijo que había "escuchado voces". Pero también aceptó que alguien en la posición de Gregg tendría un motivo para fingir una enfermedad mental. 

La defensa también argumentó que poco antes de cometer el asesinato, la menor tuvo una cita médica y que estaba tomando Lexapro y Zoloft, ambos medicamentos antidepresivos. 

De acuerdo con el testimonio de Heath Smylie, Kevin Gregg, el padre biológico de Carly, padecía un trastorno bipolar y ejerció una influencia sumamente negativa sobre su hija. Smylie declaró que Gregg había consumido drogas en presencia de la joven e, incluso, le había ofrecido cerveza cuando esta contaba con solo doce años de edad.

Asimismo, durante el proceso judicial, se alegó que la adolescente había experimentado otros traumas durante su infancia: la muerte de su hermana, el divorcio de sus padres y, a los once años, una depresión que la llevó a autolesionarse.

Sin embargo, el fiscal Michael Smith desestimó todos estos argumentos, calificando la amnesia de Gregg como "conveniente". Durante los argumentos finales, Smith le dijo al jurado que la acusada "sabía exactamente lo que estaba haciendo y conocía la diferencia entre el bien y el mal".

Ataque de risa

Carly asombró a todos con un ataque de risa cuando uno de sus abogados le escribió una nota en un papel en el tribunal. Las imágenes en directo del juicio la mostraban sonriendo antes de taparse la boca con la mano para reprimir su reacción, mientras estaba escuchando las pruebas en su contra.

La condena

En septiembre de 2024, a sus 15 años, fue declarada culpable y condenada por el tribunal a cadena perpetua sin derecho a libertad condicional por tres cargos de asesinato en primer grado, intento de asesinato y manipulación de pruebas. Al escuchar el veredicto del jurado, Carly Gregg rompió en llanto.

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