Liberados los últimos diez rehenes uniformados de las FARC
Las FARC acaban de liberar a los diez rehenes uniformados que quedaban en su poder. Les han entregado al operativo humanitario desplegado este lunes en la selva colombiana como un acto de buena voluntad.
Los liberados son los militares Luis Alfonso Beltrán Franco, Luis Arturo Arcia, Robinson Salcedo Guarín y Luis Alfredo Moreno Chagüeza, y seis policías: Carlos José Duarte, César Augusto Lasso Monsalve, Jorge Trujillo Solarte, Jorge Humberto Romero, José Libardo Forero y Wilson Rojas Medina. Todos ellos fueron secuestrados entre 1998 y 1999 en ataques guerrilleros a puestos policiales y bases militares.
Según los datos de la Cruz Roja, la entrega se realizó en una zona rural entre los límites de los departamentos del Meta y Guaviare. Se había previsto inicialmente que las entregas se producirían en dos fases. Al mismo tiempo la organización encabezada por la ex senadora Piedad Córdoba afirmó que los diez secuestrados serían liberados en un operativo único y era una cuestión de horas.
Los policías y militares liberados han llegado a Bogotá en varios aviones de la Policía Nacional y de la Fuerza Aérea junto a sus familiares provenientes de Villavicencio, en cuyo aeropuerto aterrizó el helicóptero de la Fuerza Aérea de Brasil que trasladó a los liberados y a la misión del Comité Internacional de la Cruz Roja. En la capital colombiana serán sometidos a un examen médico para determinar su estado de salud.
Retener a prisioneros “perdió su eficacia”
El analista político Ramón Jimeno atribuye la liberación de los diez a una decisión unilateral de las FARC. Sin olvidar que los últimos operativos gubernamentales “han propinado golpes muy fuertes” contra la agrupación izquierdista.
A los uniformados los retenían para canjearlos por los prisioneros de guerra que mantiene el Gobierno, dice el experto. Pero durante la presidencia de Álvaro Uribe esta ‘herramienta’ perdió toda su eficacia. Y entonces las FARC “decidieron que tenían que acabar con esta forma de combatir”, ya que eran tácticas muy mal vistas en el mundo y contrarias al derecho internacional humanitario.
Jimeno sostiene que hay un acuerdo entre el Gobierno y las FARC de iniciar el proceso de paz. Es clandestino, secreto por completo, que no obliga a Bogotá a suspender las ofensivas militares y las acciones judiciales contra la guerrilla. Debido a la experiencia negativa de los años 1998-2002, el país no quiere “jugar en un cese al fuego o una zona desmilitarizada”, afirma el analista.
Conforme a los datos de la organización no gubernamental País Libre, las FARC todavía tienen cautivas a 407 personas. No obstante, a finales de febrero pasado la guerrilla anunció el fin de los secuestros de civiles y durante el mes anterior cumplió con esta regla.