Desde el Ministerio de Defensa de Rusia informaron que entre el 1 y el 7 de noviembre las Fuerzas Armadas del país, en respuesta a los ataques terroristas de Kiev contra objetivos civiles en territorio ruso, lanzaron siete ataques grupales contra instalaciones de la industria militar, objetivos del complejo gasístico y energético, infraestructura de transporte utilizada en interés del Ejército ucraniano, aeródromos militares y puntos de despliegue temporal de formaciones armadas ucranianas y mercenarios extranjeros, entre otros blancos.
Detallaron que en la localidad de Krasnoarmeisk, en la República Popular de Donetsk, las tropas rusas siguen destruyendo a las formaciones del Ejército ucraniano rodeadas. Además, se está llevando a cabo una operación de expulsión de combatientes ucranianos en los poblados de Gnátovka y Rog, y en las últimas 24 horas se han liberado 45 edificios. A su vez, durante la semana, formaciones ucranianas han realizado 45 intentos de desbloquear al grupo rodeado en Krasnoarmeisk, y 32 intentos de romper el cerco, pero todos fueron repelidos.
Mientras, los militares de las FF.AA. ucranianas que se rindieron ante las unidades rusas de la agrupación de tropas Tsentr (Centro) relataron la situación crítica que enfrentan las formaciones de Kiev en la dirección a Krasnoarmeisk, así como las órdenes de su mando de disparar contra civiles.
La importancia estratégica de la urbe radica en que es el centro de abastecimiento más importante de las fuerzas ucranianas en Donbass. Según diversas estimaciones, la economía de Ucrania no sobrevivirá si Kiev pierde el control de esa localidad. Un éxito del Ejército ruso en la urbe "conlleva riesgos tanto militares como económicos", ya que "la ciudad es la fuente de la mayor parte del carbón utilizado para la industria del acero y el hierro del país".
